Comienza la desconexión,
se acaba el aire y la energía;
no queda nadie en el control,
la nave flota a la deriva.
Y yo, con melancólica visión,
repaso ciencia y religión,
señalo el sol por la ventana:
"allí vivía yo".
Un diminuto punto azul
se pierde en un millon de chispas,
es mi planeta a un día luz
y una lección de perspectiva.
Y yo, muerta de miedo en un rincón,
pienso en mi civilización,
susurro en el puente de mando
que allí vivía yo.
Y entonces rompo a llorar
y miles de gotitas violan la gravedad,
me quito la bandera de mi traje espacial
y escribó en el reverso
que soy de la Humanidad.
Según indica el monitor,
me va quedando menos tiempo
para sufrir la colisión
que me devuelva al firmamento.
Y yo escucho el eco de mi voz
grabando esta retransmisión
para que suene en el futuro
y sirva de lección.
Y entonces rompo a llorar
y miles de gotitas violan la gravedad,
me quito la bandera de mi traje espacial
y escribo en el reverso:
"Yo soy de la Humanidad"
La frágil existencia milagrosa y casual,
la vida más pequeña vale mil veces más
que la nación más grande
que se invente jamás.