Los adoradores de Tezcatlipoca anunciarán la llegada
Vienen en multitud, como torrente, levantando torbellinos de polvo
Blanden bastón de hierro, sus lanzas brillan, y sus espadas curvadas cortan el viento
Su vestimento es de hierro
Son hombres de hierro que brillan
Van precedidos de perros, salvajes como demonios
Jadeantes, con la lengua fuera
Las orejas gachas, y ojos de fuego
Sus cuerpos van envueltos en hierro, sólo su rostro es visible
Enteramente blanco
Caras calcáreas de cabellos de oro
De barba larga, amarillenta
Son hijos del sol
Hombres barbados que vienen de oriente, y serán dueños de estas tierras
Bajará del cielo el blanco árbol santo
Gavilanes blancos de la tierra que encienden fuego en la punta de sus manos
Todo es fulgor, estruendo
Truena, relampaguea
Todo se inunda de humo
Los jinetes avanzan al lomo de sus caballos
Caballos que relinchan, que hacen trepidar la tierra
Una triste estrella adorna el abismo de la noche
Enmudece de espanto la casa de la tristeza
Pavorosa trompeta atruena sordamente en el vestÃbulo de la casa de los nobles
Los vivos entenderán